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Introducción
La salud mental es sumamente importante para que las personas puedan llevar una vida tan buena como les sea posible, porque la buena salud mental les ayuda a convivir con otras personas, a manejar el estrés, a tomar decisiones importantes, y en muchos otros aspecto de la vida, cuando no se tiene una buena salud mental, la persona puede desarrollar enfermedades somáticas y afectivas, un ejemplo de estas enfermedades es el síndrome de Estocolmo.
Muchos seguro han oído aunque sea un poco sobre el síndrome de Estocolmo, ya que esta enfermedad tiene su origen en su suceso histórico, pero, no a todo el mundo le gusta la historia, así que tal vez pudieron haber oído de este síndrome en una película o serie, y sin duda, el síndrome de Estocolmo es un problema que las personas necesitan conocer, porque puede ser más común de lo que muchos puedan imaginar.
Por supuesto, como el síndrome de Estocolmo está relacionado con la salud mental de las personas, es importante conocer un poco más sobre lo importante que es tener una buena salud mental para la vida en general.
En términos generales, se puede decir que la salud mental es el estado de equilibro entre una persona y su entorno socio-cultural, el cual, le garantiza su participación laboral, intelectual y de relaciones con el objetivo de alcanzar un bienestar y calidad de vida.
El estado mental tiene dimensiones mucho más complejas de lo que muchos pueden llegar a pensar, porque va más allá del funcionamiento meramente orgánico de la persona.
Por supuesto, podrá encontrar diferentes definiciones de lo que es salud mental, porque este término ha sido definido de múltiples formas por diferentes autores de diferentes culturas.
Se debe tener en cuenta que la Organización Mundial de la Salud, ha establecido que no existe una definición oficial de la salud mental, ya que, según esta organización, cualquier definición que se le a este término estará influenciada por las diferencias culturales y por la forma en que las personas relacionan su entorno con la realidad, así como también por teorías profesionales, suposiciones, entre otros factores.
La salud mental es importante porque se encuentra relacionada con las emociones, el raciocinio y el comportamiento de una persona frente a diferentes situaciones de la vida cotidiana, pero no solo por eso, ya que, también ayuda a decidir cómo manejar el estrés, tomar decisiones importantes y convivir con otras personas.
Cabe destacar que la salud mental es importante en todas las etapas de la vida de una persona, desde su niñez pasando por la adolescencia hasta llegar la edad adulta, como las otras formas de salud.
Después de la información antes presentada sobre la salud mental, se puede comenzar a ampliar la información sobre el síndrome de Estocolmo, porque esa información le ayudara a entender mejor todo lo relacionado con este problema.
Qué es el síndrome de Estocolmo
Se debe comenzar mencionado qué es el síndrome de Estocolmo, porque solo se ha mencionado que se trata un problema relacionado con la salud mental, y que probablemente algunos ya han oído de este síndrome, pero, se debe mencionar una definición más completa para que se pueda entender.
Cuando se habla del síndrome de Estocolmo, se está haciendo referencia a una reacción psicológica o estado psicológico, en el cual, una persona víctima de un secuestro o retención en contra de su voluntad, desarrolla un fuerte vínculo afectivo, así como también una relación de complicidad, con la persona que la secuestro.
Si la persona comienza a presentar el síndrome de Estocolmo, es probable que pueda ayudar al secuestrador a obtener lo que desea e incluso, a evadir a la policía. Por lo general, la persona secuestrada confunde la ausencia de violencia en su contra como un acto de humanidad por parte del secuestrador.
La corriente psicoanalítica, trata el síndrome de Estocolmo como una especie de mecanismo de defensa inconsciente de la persona secuestrada, el cual, no es capaz de responder la agresión del secuestrado o secuestradores, y se defiende de la posibilidad de sufrir un shock emocional, por esta razón, es probable que se produzca una identificación con el secuestrador, lo que provoca que la persona secuestrada tenga simpática y agrado por su agresor.
Algunos datos ofrecidos por el FBI (Federal Bureau of Investigation), muestran que alrededor del 27% de las víctimas de unos 47000 secuestros y asedios han experimentado el síndrome de Estocolmo.
Generalmente, si una víctima experimenta o sufre el síndrome de Estocolmo, puede mostrar 2 tipos de reacciones ante la situación que está presentando, la primera es que presenta sentimientos positivos hacia sus secuestradores, y la segunda, muestran miedo y enojo contra las autoridades policiales o contra cualquiera que se encuentre en contra de los agresores, y no solo eso, los agresores también comienzan a mostrar sentimientos positivos hacia sus rehenes.
Es importante mencionar que el síndrome de Estocolmo, no ha sido reconocido por ninguno de los 2 manuales más importantes de psiquiatría, estos manuales son: el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales y la Clasificación internacional de enfermedades. Por esta razón, se dice que el síndrome de Estocolmo cae en la categoría de efecto postraumático.
Ahora bien, con la definición del síndrome establecida, se puede hablar un poco sobre la historia del síndrome de Estocolmo, porque como bien ya se mencionó, tiene su origen en un suceso histórico.
Todo comenzó el 23 de agosto de 1973, cuando un sujeto llamado Jan Erik Olsson, hizo el intentó de asaltar el Banco de Crédito de Estocolmo, en Suecia, en el momento en el que se vio acorralado decidió tomar a 4 empleados del banco como rehenes, específicamente, fueron 3 mujeres y 1 hombre.
Por supuesto, el asaltante realizó una serie de exigencias, entre las cuales se encontraba que le llevaran a Clark Olofsson, este era un criminal que en ese momento estaba cumpliendo una condena.
Lo interesante de esta historia es que, a pesar de las amenazas contra sus vidas, porque incluso hubo un momento en que las personas secuestradas fueron obligadas a ponerse de pie con sogas alrededor de sus cuellos, estas protegieron al secuestrador para evitar que fuera atacado por la policía de Estocolmo, esta fue considerada como una situación muy inusual.
Mientras las personas estaban secuestradas, una de los rehenes hizo una fuerte afirmación, donde aseguraba que no le tenía miedo a Clark ni a su compañero, que realmente le temía a la policía, y después de su liberación, otra de los rehenes llamada Kristin Enmark, declaró que confiaba plenamente en el secuestrador, hasta mencionó que viajaría por todo el mundo con él.
Un psicólogo llamado Nils Bejerot, que en ese momento era asesor de la policía sueca, mientras ocurría el asalto utilizó el término síndrome de Estocolmo para referirse a la reacción que tuvieron los rehenes ante su secuestro.
En febrero de 1974, Patricia Hearst, nieta del magnate William Randolph Hearst, fue secuestrada por el ejército Simbionés de liberación, por supuesto, se hizo todo lo necesario para liberarla, pero, 2 meses después de que fue liberada, ella tomo la decisión de unirse a las personas que la capturaron, con el objetivo de ayudarlos a asaltar un banco.
El caso de Patricia Hearst le dio popularidad al término de síndrome de Estocolmo, porque fue utilizado por su defensa durante su juicio, por supuesto, el tribunal no acepto este término, por lo que, Patricia Hearst fue condenada a prisión por el asalto al banco.
Nils Bejerot, el psicólogo antes mencionado, mencionó que el síndrome de Estocolmo era más común que se presentara en personas que han sido víctimas de algún tipo de abuso, como por ejemplo: rehenes, abuso psicológico en niños, prisioneros de guerra, miembros de secta, víctimas de incesto, prisioneros de campos de concentración, prostitutas y violencia doméstica.
Por supuesto, teniendo en cuenta los casos de abuso antes mencionados, se puede entender que existe una forma de síndrome de Estocolmo fuera del contexto crimina.
Las personas que pasan por un entrenamiento militar básico, pueden desarrollar el síndrome de Estocolmo, porque este tipo de entrenamiento suele considerarse como una experiencia algo traumática, ya que, tienen como objetivo crear vínculos en las unidades militares, para que sigan siendo leales entre ellos, aunque se encuentran en situaciones donde su vida corre peligro.
También se debe tener en cuenta el antiguo sistema de las novatadas para introducir una persona a algún grupo especial, como el que usan las hermandades, las bandas, las fraternidades, bien sean secretas o no. Desde el punto de vista antropológico cultural, se conoce un síntoma bastante parecido al síndrome de Estocolmo, se trata de la captura de la novia.
En el caso del abuso doméstico, es tan común que es muy preocupante, porque las personas que sufren de este tipo de abusos, suelen tener una lealtad muy poderosa contra su abusador, sin importar el peligro que esta lealtad represente, esta situación se presenta también en las personas maltratadas y los niños dependientes.
En la mayoría de los casos de síndrome de Estocolmo, las víctimas escogen ser leales a su abusador y eligen no abandonarlo, en el caso específico de los niños maltratados, aunque les ofrezcan un lugar seguro en casas de acogida u hogares adoptivos, prefieren quedarse con las personas que abusan de ellos.
Se puede destacar el síndrome de Estocolmo doméstico, el cual, también es conocido como síndrome de la mujer u hombre maltratada/o, a pesar de que muchos pensaban anteriormente que este problema solo podía afectar a las mujeres, se ha demostrado que eso es completamente falso, porque los hombres también pueden sufrir este síndrome, y tanto hombres como mujeres lo sufren por parte de sus parejas sentimentales.
Las personas que sufren el síndrome de Estocolmo doméstico, suelen adaptarse a la situación problemática por la que están pasando, lo que también aumenta su habilidad para afrontar estímulos adversos, y no solo eso, su habilidad para minimizar el dolor también aumenta de una forma preocupante.
No se puede dejar de mencionar que, la persona que sufre maltrato por parte de su pareja, también suelen presentar otros problemas, entre los cuales se pueden mencionar: estados de negación y disociación. Todos esos factores, provocan que la persona pueda soportar los incidentes y las situaciones de violencia que pueden sufrir.
Características del síndrome de Estocolmo
Es importante destacar que el síndrome de Estocolmo no ha sido reconocido de manera oficial, por lo tanto, es complicado establecer las características que permitan determinar si una persona presenta o no el síndrome.
Como bien ya se venía mencionando, cuando una persona se encuentra privada de libertad, puede crear un lazo afectivo con sus captores, lo que provoca que se cree un vínculo que termina en dependencia. Llega un momento en el que los capturados terminan asumiendo como propios los planes o las ideas que tienen los captores, y sienten empatía con ellos, hasta el punto de entender los motivos que los llevaron a llevar a cabo el secuestro.
Otra característica de una persona con síndrome de Estocolmo, es el rechazo ante la posibilidad de poder ser rescatados, ya que, comienzan a sentir un fuerte lazo hacia su aprehensor, y cuando logran ser liberadas, las personas secuestradas suelen ser diagnosticadas con el trastorno de estrés postraumático.
Aparte de todos los casos previamente mencionados, también se ha podido observar la aparición de este síndrome en personas que han sido víctimas de trata de blancos.
De todos los posibles casos, existe uno en particular que ha sido bastante controversial, se trata de los miembros de una secta, porque muchos aseguran que estos pueden estar sufriendo el síndrome de Estocolmo, sin embargo, algunos expertos no pueden asegurar esto, ya que, algunos miembros de sectas han mostrado que tienen sus capacidades de decisión y razonamiento intactas.
Causas del síndrome de Estocolmo
Se debe comenzar mencionando que, si de por si es sumamente difícil definir este síndrome, hablar de una posible causa se puede considerar igual de complicado, aunque, algunos expertos si se han esforzado por estudiar las posibles causas del síndrome de Estocolmo.
Entre los resultados de los diferentes estudios realizados a este síndrome, se puede destacar el instinto de supervivencia, como uno de los principales motivos que influyen en la manifestación de este síndrome.
La persona secuestrada termina siendo influenciada por la situación, por supuesto, en ese momento siente que su vida se encuentra en riesgo, y este es realmente un sentimiento fuerte, que puede llegar a desestabilizar el estado psicológico de la persona, hasta el punto de que no pueden distinguir entre lo bueno y lo malo.
Cuando la víctima siente que su vida se encuentra en riesgo, esto puede llevarlo a desarrollar una dependencia hacia este, toda esta situación, lleva a la persona a sentir que necesita complacer en todos los sentidos posibles al secuestrador, ya que, si vive o muere depende del agresor, es decir, si se pone en contra del agresor, o hace algo que a este no le guste, podría matarlo sin vacilar.
Por lo general, la actitud de los secuestradores cuyas víctimas han desarrollado el síndrome de Estocolmo, no es violento ni agresivo hacia sus víctimas, sin embargo, no se puede olvidar que las personas que sufren de maltrato físico o psicológico, pueden acabar desarrollando este síndrome, ya que, existe la posibilidad de que desarrollen una dependencia hacia la persona que las está maltratando.
En el caso de los maltratadores, estos toman un comportamiento hacia la víctima conocido como castigo-recompensa, este tipo de comportamiento, es el responsable de que se cree la dependencia, porque después de aplicar un tipo de castigo, suelen darle alguna recompensa a la víctima, y puede llegar al punto en el que las víctimas, comiencen a sentirse agradecidas con sus maltratadores, lo más preocupante es que cuando salen de este peligroso ciclo, sienten que no son víctimas.
A medida que va pasando el tiempo, las víctimas pueden manifestar a afinidades y lazos de amistad muy fuertes con el agresor, y tal y como ya se ha mencionado, esto provoca que la víctima haga lo posible por ayudarlo en su misión, por supuesto, todo esto queda marcado en la mente de la víctima.
Es importante aclarar que los lazos se desarrollan de forma inconsciente, porque se puede decir que la víctima pierde la capacidad de decisión sobre ellos mismos, por lo tanto, es involuntario, más sin embargo, en algunos casos, se han reportado situaciones en los que las víctimas llegar a agradecer al agresor, porque sienten que la experiencia les ha sido de ayuda, en el sentido que lo ha ayudado a crecer como persona.
Según los especialistas, que una persona manifieste o no el síndrome, depende de la salud mental de la persona, porque si una persona tiene una autoestima baja, tiene más posibilidades de desarrollar el síndrome de Estocolmo, por supuesto, se conoce cualquier persona tiene posibilidades de sufrir el síndrome.
Tratamiento del síndrome de Estocolmo
Como los síntomas de este síndrome se parecen mucho a los síntomas del trastorno de estrés postraumático, tales como: déficit de atención, inestabilidad emocional, pérdida de memoria, problemas para conciliar el sueño, constantes episodios de tristeza, revivir una y otra vez la situación que le provoco la aparición del trauma.
Tomando en cuenta que los síntomas son muy parecidos, el síndrome de Estocolmo se puede tratar de igual forma que el trastorno de estrés postraumático, además, recordando que este síndrome no ha sido reconocido de forma oficial, se puede comprender porque todavía no se ha logrado establecer ningún tratamiento oficial, sin embargo, algunos especialistas suelen recomendar la administración de determinados medicamentos, con el objetivo de tratar cada síntoma que presente la persona.
Además de los medicamentos, la terapia psicológica también es recomendada para estos casos, y se debe considerar que las personas afectadas por este síndrome no suelen presentar los mismos síntomas, esto significa que el tratamiento necesita adaptare al caso específico del paciente.
Los medicamentos que se utilizan son para ayudar a regular la química del cerebro y para reducir el estrés de la persona, adicionalmente, si es necesario, se suelen indicar medicamentos que le ayuden a dormir.
Cuando los pacientes presentan ansiedad y depresión, suelen indicarles que consuman ansiolíticos y por supuesto, medicamentos que le ayuden a superar la depresión.
En el caso de la terapia psicológica, esta ayuda a reestructurar el cerebro, y le permite a la persona afrontar la situación por la que ha pasado, además, el especialista necesita hacer todo lo posible para que el paciente realmente comprenda dicha situación.
Es sumamente importante que tenga en cuenta que la recuperación es lenta, y no es nada sencillo, porque la persona suele mantener el afecto por su agresor aún después de haber sido liberada, esto provoca que mientras se encuentre bajo tratamiento, la persona comienza a sentir que extraña a su agresor, además, les cuesta mucho enfrentarse a la realidad, ya que, para ellos, su agresor no hizo nada malo, y justifica sus acciones.
Como la persona piensa que el agresor no hizo nada malo y puede llegar a justificar sus acciones, presentar cargos no es nada sencillo, porque el testimonio de la víctima es una parte importante a la hora de crear un caso en contra del agresor, y esta simplemente no siente la necesidad de denunciar al agresor, ni mucho menos declarar en su contra.
Es necesario que la víctima se recupere, y no solo eso, ayudarla a recuperar su autoestima, y los valores de independencia y libertad necesarios para que puedan diferenciar las buenas situaciones de las malas.
La verdad es que todavía faltan muchos aspectos de este síndrome por estudiar, pero, como muchos especialistas siguen sin querer reconocerlo de forma oficial, los estudios y las investigaciones siguen siendo pocas.
Referencias:
- Síndrome de Estocolmo. Wikipedia. Consultado en julio de 2018.